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Día 21 — ¡Pide un deseo!

Esta frase se repite una y otra vez en el momento en que la persona que cumple años se prepara para apagar la vela de su pastel. Se espera que al soplar, el deseo pensado y nunca revelado, empiece a tramitarse y a convertirse en realidad. ¿Conoces a alguien a quien se le haya cumplido su deseo de cumpleaños?

El salmista no está de cumpleaños pero también tiene un deseo y se lo expresa al Señor: “A toda hora siento un nudo en la garganta por el deseo de conocer tus juicios.” Él tiene un anhelo profundo por conocer los decretos del Señor. Siente angustia, desea con todo su ser conocer la palabra. Siente también una especie de suspenso, tiene un nudo en la garganta que no le deja olvidar que hay algo que quiere. El vibra por la palara todo el día.

¿Por qué el salmista tiene tantos deseos de conocer la palabra? Debe aclararse que “conocer” en la Biblia va mucho más allá de una comprensión intelectual, de una información adquirida o almacenada. Conocer tiene que ver con considerar, reconocer, atender, prestar atención; saber por observación y por reflexión. Tiene que ver también con relación, con conocer íntimamente y necesariamente implica la obediencia. Es decir, no puedo afirmar que conozco la palabra del Señor sino obedezco sus mandatos.

“Conocer sus juicios” es tener un íntimo conocimiento práctico de la palabra. Implica tener una relación íntima con el Señor, escudriñar su palabra y cumplir su voluntad. Cuando nos acercamos a él, nuestra vida pasa del plano carnal al plano espiritual y comenzamos a caminar por el camino estrecho o recto, dejando a un lado nuestros propios deseos y poniendo en primer lugar los deseos de Dios.

El deseo del salmista está entonces enfocado en conocer las ordenanzas de Dios para seguirlas, comprender sus propósitos y voluntad. Quizá atravesemos por circunstancias que no comprendamos en su totalidad, pero cuando se tiene una relación estrecha con la palabra, podemos confiar plenamente en su perfecta voluntad expresada en sus preceptos para dejarnos guiar, para darnos fortaleza, para esperar, para renunciar a, para aceptar, para confesar, para ser sanados, para tomar decisiones, para alinear nuestros deseos con los deseos de Dios.

Después de reflexionar en estas palabras, ¿cuál sería tu próximo deseo antes de apagar la vela de tu pastel de cumpleaños?

¿Cuáles de mis deseos actuales creo que el Señor me está pidiendo cambiar? ¿Puedo decir como el salmista “Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta.”? ¿Es para mí la palabra una fuente que salta para vida eterna?

Amado Dios, tu palabra dice que tú eres quien produce el querer como el hacer por tu buena voluntad. Te pido que produzcas en mí ser el anhelo ferviente por tu palabra y que me ayudes a buscar cada día un espacio en el que me sumerja en ella, y allí escuchar tu voz y dejarme amar por ti

Amén.

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