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Día 24 — Nada contra la corriente
Salmo 119-22
Aparta de mí el oprobio y el menosprecio,
Porque tus testimonios he guardado.
Durante los tres primeros meses del año, diferentes clases de peces viajan masivamente desde la costa remontando los ríos, nadan contra la corriente para aparearse. Este fenómeno es conocido en Colombia tradicionalmente como “subienda”. Podría decirse que obedecer los mandatos divinos en medio de un mundo caído es como nadar contra la corriente.
El salmista se describe aquí como alguien que cumple los mandatos divinos. Las versiones de la Biblia traducen esta acción de diferentes maneras: “Yo cumplo” (NVI), “He guardado” (RV), “Siempre obedezco” (NTV). Obedecer para él es una acción continua, cumplir los mandamientos hace parte de su estilo de vida. El salmista siente que esta forma de actuar, de alguna manera, le da licencia para hacerle un pedido a Dios.
En la Biblia se observa que, generalmente, el orante le pide a Dios apelando a algún aspecto de su carácter, a su bondad o a su misericordia, por ejemplo. En este cao, quien ora apela a su propia conducta; porque es alguien obediente a ley entonces siente en la libertad o el merecimiento de ser escuchado.
¿Qué es lo que le pide a Dios? Que el menosprecio y el desdén sean alelados de él. Parece que él está siendo menospreciado por la gente a su alrededor: “Aleja de mí el menosprecio y desdén, pues yo cumplo tus estatutos”.
¿De quiénes estaría recibiendo menosprecio y desdén el salmista? Se esperaría que alguien que cumple los mandatos divinos sea aprobado y admirado en lugar de ser menosprecia, pero quizá, quien lo rechaza está sintiendo celos, envidia o se sienta amenazado de alguna manera al tener un hombre honesto a su lado.
¿Por qué alguien se sentiría amenazado por una persona íntegra? Porque al ser comprado con él se siente pequeño, o tal vez porque no cuenta con él para que sea su aliado en la manda, o porque siente temor de que su compañero no lo encubrirá y dirá la verdad acerca de sus actos.
Los creyentes obedientes tienen el desafío de ir contra la corriente en sus contextos. Ir contra la corrupción en lo laboral. En contra de la infidelidad o la promiscuidad sexual en su círculo social. Ir en contra de la crítica y los chistes de doble sentido en las conversaciones cotidianas. Ir en contra del acumular en una cultura que nos enseña que el tener es que nos hace valiosos. Un creyente que vaya en contra de estas u otras cosas, de hecho, recibirá menosprecio y desaprobación de parte de aquellos que consideran que estas formas de actuar ya están mandadas a recoger.
Podría decirse que la gran migración de peces en subienda cumple un doble propósito: los peces se aparean para multiplicarse y las comunidades dedicadas a la pesca aprovechan para tener sus propias pescas milagrosas. Nadar contra la corriente al ser creyentes obedientes también cumple sus propósitos que ya han sido expresados en los versículos anteriores en este salmo: ser dichoso, tener estabilidad, no ser avergonzado, vivir una vida íntegra.
¿Mi vida de obediencia al Señor me da libertad para acercarme con confianza a la presencia de él o por el contrario evito la intimidad con él porque siento vergüenza de mi conducta? ¿Cuál es esa obediencia qué más me ha costado conseguir en mi vida cristiana? ¿Qué conducta pecaminosa dejé atrás con la ayuda de la Palabra de Dios?
Padre bueno, si soy señalado por vivir una vida íntegra de acuerdo a tu Palabra, entonces, te pido que vengan muchos señalamientos y menosprecios.
Amén