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Día 4 — "La encrucijada: ¿Qué camino elegirás?"
¿Qué significa vivir una vida justa y recta ante Dios? ¿Qué pasa si las enseñanzas de Dios entran en conflicto con las leyes o normas de la sociedad? ¿Cuál debe ser la prioridad? ¿Quién gana la batalla cuando lo que quiero hacer no es lo correcto? Ya sean triviales o cruciales, cada día tenemos que tomar decisiones. El salmista escribe:
2 ¡Cuán bienaventurados son los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan!
3 No cometen iniquidad, sino que andan en sus caminos (Salmo 119:2-3).
Caminar en iniquidad es vivir de manera contraria a lo que Dios ha estipulado como su camino — por ejemplo, mentir, robar, engañar, tener un comportamiento hostil y dañino hacia los demás. Esta manera de vivir destruye nuestra relación con otros y obstaculiza nuestra relación con el otro. En contraste, quien es bienaventurado hace lo que es correcto y justo, aun cuando sea difícil o inconveniente. Esta forma de vivir nos acerca a Dios, lo glorifica y trae plenitud, nos hace sentir bienaventurados, al saber que existe otro camino, otra manera de vivir, que antes ignorábamos, pero que gracias a la ley (la Palabra de Dios) hoy entendemos.
Transitar por el camino de Dios es vivir una vida bienaventurada; los versículos 2 y 3 presentan una clara conexión entre la bienaventuranza que proviene de buscar a Dios y seguir sus caminos, y las consecuencias de alejarse de él y cometer iniquidad.
El problema es que, vivir en iniquidad es el estado natural en el que el ser humano nace. El Salmo 51:5 dice: "He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre." Sin embargo, el libro de los Salmos también presenta la esperanza y la redención que está disponible para todos aquellos que, siendo parte del pueblo de Dios, hacen un giro en U, redireccionan su camino, se apartan de la iniquidad y siguen de cerca la señalización que encontramos en la instrucción de Dios. Por ejemplo, el Salmo 51:10-12 dice:
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de tu presencia, ni quites de mí tu santo espíritu. Restáurame el gozo de tu salvación, y con tu espíritu libre me sustentes.
Estos versículos muestran que, incluso cuando hemos caído en iniquidad, Dios está dispuesto a perdonarnos y restaurarnos a una relación correcta con él, si nos volvemos a él en arrepentimiento genuino. La invitación es clara: andar en sus caminos. Y andar en sus caminos — su consejo, su diseño y su propósito — es lo opuesto a andar en iniquidad.
Te escogemos a ti, Señor
En todas las decisiones que tomamos
Te escogemos a ti, Dios consolador
en las noches de insomnio y los días de alegría
Te escogemos a ti, el camino y la verdad
cuando el mundo parece desmoronarse y las
oportunidades parecen estar de nuestro lado
Te escogemos a ti, Padre
en las horas de soledad y en las de compañía
Te escogemos a ti, creador y sustentador de todas las cosas
en todas las circunstancias de la vida
Jesús, ¿cuál es el paso de obediencia que quieres que dé hoy?; Espíritu, ¿cómo vas a usar este paso de obediencia para santificar y perfeccionar mi vida?; Padre, ¿en cuál de tus promesas puedo confiar para dar el paso de obediencia que Jesús me pide que dé?
AmeJesús, ¿cuál es el paso de obediencia que quieres que dé hoy?; Espíritu, ¿cómo vas a usar este paso de obediencia para santificar y perfeccionar mi vida?; Padre, ¿en cuál de tus promesas puedo confiar para dar el paso de obediencia que Jesús me pide que dé?
Jesús, ¿cuál es el paso de obediencia que quieres que dé hoy?; Espíritu, ¿cómo vas a usar este paso de obediencia para santificar y perfeccionar mi vida?; Padre, ¿en cuál de tus promesas puedo confiar para dar el paso de obediencia que Jesús me pide que dé?
Amén